La ilustración y el dibujo han sido una parte fundamental de mi vida. Son una forma de expresión que me permite conectar con mis emociones, mis pensamientos más profundos y mi creatividad sin limitaciones. Cada trazo cuenta una historia, una idea o un sentimiento y me permito perderme en ese mar de posibilidades.
El dibujo se convirtió en una herramienta terapéutica para mi. Hay algo profundamente relajante en sumergirse en un papel en blanco, tomar un lápiz o un pincel y dejar que las ideas fluyan, seguir formas con tu lápiz o pincel y descubrir nuevos mundos. No importa si es un boceto rápido o una ilustración detallada, el acto de crear con las manos me devuelve a un estado de calma y foco, ayudándome a procesar mis pensamientos y emociones.
Además de ser terapéutico, la ilustración es una fuente infinita de diversión y exploración. Cada nuevo proyecto es una oportunidad para experimentar, probar diferentes estilos, técnicas y materiales. Me encanta no saber exactamente hacia dónde me llevará una idea, simplemente dejarme llevar por el proceso creativo y ver cómo evoluciona. Es un juego constante entre la intuición y la técnica, entre lo abstracto y lo concreto.
En resumen, la ilustración y el dibujo son mucho más que una pasión para mí; son una forma de vida. Son mi refugio y mi campo de exploración constante, una herramienta para sanar y para jugar, para crear y para soñar.