En el 2013, los taxis en México eran poco seguros, abusivos y reconocidos por su pésimo servicio. Pero las cosas comenzaron a cambiar pues poco a poco la gente se fue enterando de una aplicación revolucionaria que llegó para quedarse: Uber. Algunos valientes decían que son viajes seguros y fáciles para que llegues adonde sea que vayas sin problemas.

Ahora es el año 2018, muchos hemos probado este servicio al menos una vez y la verdad es que después de la incertidumbre si llegó la calma. Hoy la marca se ha vuelto parte de nuestras vidas, un aliado dentro de esta caótica ciudad que gracias a la tecnología, puede estar disponible en todo momentos.

La marca se ha logrado posicionar en nuestras mentes. Funciona como una opción de transporte y movimiento alrededor de la ciudad. Su logotipo nos inspira confianza, seguridad y nos hace sentir importantes pues como lo decía su eslogan, Uber es “el conductor privado de todos”.

El servicio inició con autos Lincoln negros y choferes de guante blanco abriendo la puerta para sus clientes. Un momento tan innovador que muchos cayeron en sus manos pues a un precio accesible, los pasajeros encontraban un servicio de lujo. Además, todos salían ganando; el chofer obtenía una fuente de ingresos extra, los clientes quedaban satisfechos y Uber recibía el 20% de cada viaje.

Todo marchaba viento en popa… pero las cosas se empezaron a complicar pues los choferes comenzaron a dar mal servicio, la seguridad no era la misma, los precios subieron y los clientes empezaron a perder todo su poder.

Poco a poco la marca ha tenido que limpiar su mala reputación y cuidar la relación con sus clientes, desde su seguridad hasta su felicidad. Para lograrlo Uber se ha dedicado entregando un servicio de calidad para todas las áreas de su mercado con el objetivo de satisfacer no una, sino todas sus necesidades de movilidad.[/vc_column_text][vc_separator type=»transparent» thickness=»10″][vc_video link=»https://www.youtube.com/watch?v=DF9WFcyPx1k» align=»center»][vc_separator type=»transparent» thickness=»10″][vc_column_text]Bajo una arquitectura monolítica, Uber se ha dedicado a complacer a sus consumidores bajo una oferta de diferentes servicios. Su misión es “brindar movilidad para todos, en todas partes”; desde la movilidad de tu comida (Uber Eats) hasta la movilidad de tu salud (Uber Health).

Hoy la marca sigue ofreciendo lo que hace bien a un sin fin de clientes, abriendo caminos para acaparar mercado. El reto está en mantener contentos a todos y cuidar que el servicio que tanto los distinguía en un inicio, continúe haciéndolo al pasar de los años, sin lastimar ni poner en riesgo la seguridad de sus clientes.

En el mundo de las marcas, Uber es solo un ejemplo de cómo debemos estar en constante trabajo por cuidar y satisfacer las necesidades de nuestros clientes; sobre todo en este mundo tan competitivo que busca obtener la lealtad de las personas.

Muchas veces los clientes se ven forzados a escoger una marca por necesidad o porque no existe otra opción en el mercado. En este caso, es muy probable que en cuanto salga una oferta con mejor servicio o calidad (que seguramente saldrá), tu cliente desaparecerá para nunca regresar. Por eso hay que saber retenerlo y una vez leal, ofrecerle todo lo que somos capaces de ofrecer.

Debemos entender que el éxito de una marca se define por sus clientes; entre más contentos y satisfechos estén con tu marca, más leales y más ventas. El reto está en encontrar cuáles son nuestras fortalezas y qué es lo que hacemos bien para capitalizarlo en clientes que durarán por siempre.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]